miércoles, 23 de septiembre de 2015

Formas de fomentar una conexión con el estudiante

1. Haga preguntas
2. Dar cálidos saludos y despedidas
3. Reír juntos
4. Reproducir lo que dice
5. Escuchar
6. Validar sentimientos
7. Alentar el esfuerzo
8. Dar afecto,
9. Participación en las actividades
10. Proporcionar apoyo,
11. Recuerde lo que un niño le dice
12. Deje que el niño tome la iniciativa
13. Alentar a las amistades
14. Compartir historias personales
15. Crear apretones de manos especiales
16. Escuchar música favorita de un niño
17. Incorporar el interés del niño
18. Siéntate en el suelo
19. Dar trabajos de clase,
20. Mantén contacto visual
21. Llamar a casa por cada buen comportamiento 

Maneras de incentivar a un niño


lunes, 14 de septiembre de 2015

¿Qué le hace la música a nuestro cerebro?




"Somos lo que somos con la música y por la música"

Entrevista con Facundo Manes: “La multitarea baja el rendimiento”

Los seres humanos convivimos con la música en todo momento. Es un arte que nos hace disfrutar de tiempos placenteros, nos estimula a recordar hechos del pasado, nos hace compartir emociones en canciones grupales, conciertos o tribunas deportivas. Pero eso que resulta por demás natural, se produce a través de complejos y sorprendentes mecanismos neuronales. Es por eso que desde las neurociencias nos hacemos muchas veces esta pregunta: ¿qué le hace la música a nuestro cerebro?

La música parece tener un pasado extenso, tanto o más que el lenguaje verbal. Prueba de ello son los hallazgos arqueológicos de flautas construidas con hueso de ave, cuya antigüedad se estima de 6.000 a 8.000 años, o más aun de otros instrumentos que podrían preceder al homo sapiens.

Existen diversas teorías sobre esta coexistencia íntima con la música en la evolución. Algunas de estas se dieron porque al estudiar la respuesta del cerebro a la música, las áreas claves que se ven involucradas son las del control y la ejecución de movimientos. Una de las hipótesis postula que esta es la razón por la que se desarrolló la música: para ayudarnos a todos a movernos juntos.

Y la razón por la que esto tendría un beneficio evolutivo es que cuando la gente se mueve al unísono tiende a actuar de forma más altruista y estar más unida. Algunos científicos, a su vez, sugieren que la influencia de la música sobre nosotros puede haber surgido de un hecho fortuito, por la capacidad de esta para secuestrar sistemas cerebrales construidos para otros fines, tales como el lenguaje, la emoción y el movimiento.

Escuchamos música desde la cuna o, incluso, en el período de gestación. Los bebés, en los primeros meses de vida, tienen la capacidad de responder a melodías antes que a una comunicación verbal de sus padres. Los sonidos musicales suaves los relajan. Se sabe, por ejemplo, que niños prematuros que no pueden dormir son beneficiados por los latidos de la madre o sonidos que los imitan.

La música está considerada entre los elementos que causan más placer en la vida. Libera dopamina en el cerebro como también lo hacen la comida, el sexo y las drogas. Todos ellos son estímulos que dependen de un circuito cerebral subcortical en el sistema límbico, es decir, aquel sistema formado por estructuras cerebrales que gestionan respuestas fisiológicas ante estímulos emocionales; particularmente, el núcleo caudado y el núcleo accumbens y sus conexiones con el área pre-frontal. Los estudios que muestran activación ante los estímulos mencionados revelan un importante solapamiento entre las áreas, lo que sugiere que todos activan un sistema en común.

Las áreas claves que se ven involucradas son las del control y la ejecución de movimientos. Una de las hipótesis postula que esta es la razón por la que se desarrolló la música: para ayudarnos a todos a movernos juntos"

Uno de los fundadores del laboratorio de investigación Brain, Music and Sound [cerebro, música y sonido], en Canadá, el científico Robert Zatorre describe así los mecanismos neuronales de percepción musical: una vez que los sonidos impactan en el oído, se transmiten al tronco cerebral y de ahí a la corteza auditiva primaria; estos impulsos viajan a redes distribuidas del cerebro importantes para la percepción musical, pero también para el almacenamiento de la música ya escuchada; la respuesta cerebral a los sonidos está condicionada por lo que se ha escuchado anteriormente, dado que el cerebro tiene una base de datos almacenada y proporcionada por todas las melodías conocidas.

Estas memorias fueron la base para una original investigación, liderada por Agustín Ibáñez y Lucía Amoruso, que realizó el Instituto de Neurociencias Cognitivas (INECO) sobre mecanismos cerebrales que permiten anticipar acciones. Nuestro cerebro constantemente trata de anticipar qué va a suceder. Para analizar esto, les mostraron a expertos bailarines de tango vídeos en los que, según el nivel de experiencia, pudieran prever (o no) cuándo otros bailarines cometerían un error. Mientras ellos observaban, se registró la activación de ciertas regiones del cerebro con electroencefalograma de alta densidad. Esta investigación reveló que solo en los expertos, 400 milisegundos antes de que se iniciara la secuencia, la actividad cerebral ya anticipaba que iba a ocurrir un error. Existen circuitos en la corteza cerebral involucrados en la percepción, codificación, almacenamiento y en la construcción de los esquemas abstractos que representan las regularidades extraídas de nuestras experiencias musicales previas. La construcción de expectativas y su posible violación es clave para una respuesta emocional.

Las personas cantan y bailan juntas en todas las culturas. Sabemos que lo hacemos hoy y lo seguiremos haciendo en el futuro. Podemos imaginar que lo hacían también nuestros ancestros, alrededor del fuego, hace miles de años"

La relación de la música con el lenguaje también es objeto de estudio. El procesamiento del lenguaje es una función más ligada al lado izquierdo del cerebro que al lado derecho en personas diestras, aunque las funciones desempeñadas por los dos lados del cerebro en el procesamiento de diferentes aspectos del lenguaje aún no están claros. La música también es procesada por los hemisferios derecho e izquierdo. Evidencia reciente sugiere un procesamiento compartido entre el lenguaje y la música a nivel conceptual. Pero la música parece ofrecer un nuevo método de comunicación arraigada en emociones en lugar del significado tal como lo entiende el signo lingüístico.

Investigaciones muestran que lo que sentimos cuando escuchamos una pieza musical es muy similar a lo que el resto de la gente en el mismo lugar está experimentando. Por eso las melodías, en muchos de los casos, pueden trabajar en nuestro beneficio a nivel individual, al modular el estado de ánimo e incluso la fisiología humana, de manera más eficaz que las palabras. La activación simultánea de diversos circuitos cerebrales producida por la música parece generar algunos efectos notables: en lugar de facilitar un diálogo en gran medida semántico, como hace el lenguaje, la melodía parece mediar un diálogo más emocional.

El área de la salud se vale de la música con el fin de mejorar, mantener o intentar recuperar el funcionamiento cognitivo, físico, emocional y social, y ayudar a lentificar el avance de distintas condiciones médicas. La musicoterapia, a través de la utilización clínica de la música, busca activar procesos fisiológicos y emocionales que permiten estimular funciones disminuidas o deterioradas y realzar tratamientos convencionales. Se han observado importantes resultados en pacientes con trastornos del movimiento, dificultad en el habla producto de un accidente cerebrovascular, demencias, trastornos neurológicos y en niños con capacidades especiales, entre otros.

Los bebés, en los primeros meses de vida, tienen la capacidad de responder a melodías antes que a una comunicación verbal de sus padres"

La música puede ser una herramienta poderosa en el tratamiento de trastornos cerebrales y lesiones adquiridas ayudando a los pacientes a recuperar habilidades lingüísticas y motrices, ya que activa a casi todas las regiones del cerebro. Estudios de neuroimagen muestran que tanto al escuchar como al hacer música se estimulan conexiones en una amplia franja de regiones cerebrales normalmente involucradas en la emoción, la recompensa, la cognición, la sensación y el movimiento. Las nuevas terapias basadas en la música pueden favorecer la neuroplasticidad -nuevas conexiones y circuitos- que compensan en parte las deficiencias en las regiones dañadas del cerebro. La música es física y anima a la gente a moverse con el ritmo. Cuanto más destacado es el ritmo, más radical y contundente el movimiento del cuerpo. El ejercicio físico puede ayudar a mejorar la circulación, a proteger el cerebro y facilitar la función motora. La música induce estados emocionales al facilitar cambios en la distribución de sustancias químicas que puede inducir estados de ánimo positivos y aumento de la excitación, lo que a su vez puede ayudar a la rehabilitación.

La música parece ofrecer un nuevo método de comunicación arraigada en emociones en lugar del significado tal como lo entiende el signo lingüístico

Emoción, expresión, habilidades sociales, teoría de la mente, habilidades lingüísticas y matemáticas, habilidades visoespaciales y motoras, atención, memoria, funciones ejecutivas, toma de decisiones, autonomía, creatividad, flexibilidad emocional y cognitiva, todo confluye en forma simultánea en la experiencia musical compartida. Las personas cantan y bailan juntas en todas las culturas. Sabemos que lo hacemos hoy y lo seguiremos haciendo en el futuro. Podemos imaginar que lo hacían también nuestros ancestros, alrededor del fuego, hace miles de años. Somos lo que somos con la música y por la música, ni más ni menos.

Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/08/31/ciencia/1441020979_017115.html

viernes, 11 de septiembre de 2015

Elige la extraescolar en función de las Inteligencias Múltiples



Es esencial elegir respetando los gustos e intereses del niño

Gimnasia rítmica, teatro, ajedrez... Las actividades extraescolares son una excelente oportunidad para muchos niños de desarrollar diferentes habilidades y destrezas que no se contemplan suficientemente dentro del currículo escolar.

Los padres, para ayudarles a elegir bien, deben conocer las características de sus hijos, con qué disfrutan más, qué se les da mejor. Pero, ¿cómo podemos saberlo? Ana Herrero, psicóloga del Colegio Brains, aconseja no preguntar directamente, sino mirar con detenimiento. «Si observamos, es fácil ver aquellas tendencias que predominan, porque es lo que naturalmente el niño ha ido eligiendo libremente en sus juegos». «Si elegimos respetando los gustos e intereses del niño, la gratificación que va suponer para él hacer y desarrollar aquellas habilidades que se le dan bien, va a aumentar su autoestima, su sentimiento de competencia, de valor», añade.

La teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner nos puede ayudar en esta elección, y ofrecernos varias pistas. Según recuerda Glòria Santaeulària, de El Blog de Educación y TIC de Tiching, «Gardner afirma que todos los seres humanos tenemos todas las inteligencias, pero no hay dos personas con los mismos perfiles de inteligencia, ni siquiera los gemelos. Por lo tanto si cada uno tenemos un perfil de inteligencia distinto y tenemos más desarrolladas unas inteligencias que otras, aprendemos de maneras distintas y tendremos habilidades distintas».

¿Cómo podemos aplicar estos principios a la elección de extraescolares de nuestros hijos? Estos son sus consejos para detectar qué inteligencia es en la que tu hijo destaca:




Inteligencia corporal y kinestésica: Son los niños que andan siempre trepando, saltando, corriendo, detrás de una pelota... En este caso, sugiere Herrero, «las actividades deportivas servirán para mejorar su equilibrio, coordinación, precisión, pero además, para desarrollar muchas competencias emocionales y sociales como la resistencia a la frustración, la importancia de la perseverancia, el saber ganar y perder, el trabajo en equipo, etcétera».

Inteligencia matemática, espacial, lógica...Estos niños que disfrutarán especialmente en talleres de robótica o ajedrez.

Inteligencia linguística: Para los que tienen su punto fuerte en las palabras, seguramente disfrutarán con el aprendizaje de idiomas y en talleres de lectura o de escritura creativa.

Inteligencia naturalista: Son aquellos niños investigadores que, con un palo en la mano, andan observando y experimentando con cada bicho, recogiendo piedras y otros tesoros. Para estos pequeños, sugiere esta psicóloga, son ideales actividades como grupos de scout, o de montaña, que les pongan en contacto directo con la naturaleza.

Inteligencia artística: Para los niños sensibles e imaginativos, para los creativos... Apuntarles a actividades relacionadas con el arte serán una gran fuente de satisfacción: Teatro, danza, pintura, música... En este caso es importante, tal y como explica el director de la Escuela de Música del Colegio Brains, que se le de un tratamiento lúdico a estas asignaturas en edades tempranas. «En nuestro caso, nuestra filosofía es generar una propuesta que signifique a partes iguales responsabilidad y disfrute», concluye.

Fuente: http://www.abc.es/familia-educacion/20150911/abci-inteligencias-multiples-extraescolares-201509101212.html